Los insectos han vivido sobre la tierra por alrededor de 350
millones de años, durante este tiempo han evolucionado en muchas direcciones
adaptándose a vivir en casi todos los tipos de hábitat (Borror et al 1989).
En los insectos el esqueleto está externamente al cuerpo, los
mecanismos de soporte y crecimiento son tal que el animal está limitado a un
tamaño relativamente pequeño. Su tamaño pequeño les facilita vivir en lugares que
no estarían disponibles para grande animales (Borror et al 1989). Con las alas, los insectos pueden escapar de peligros y depredadores y
moverse fácilmente en busca de comida, pareja o de un hábitat adecuado a sus necesidades
(Gámez 2009). Cuando la temperatura
ambiental baja, su temperatura corporal también lo hace y sus procesos
fisiológicos se reducen. Muchos insectos pueden soportar cortos períodos de
temperaturas bajo cero. Algunos presentan muy pronunciados tanto en aspectos
morfológicos como en hábitat. Utilizan mecanismos de defensa como "lucha química”, liberación de
sustancias tóxicas, picaduras pelos urticantes (Borror et al 1989).
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