Los
insectos poseen un exoesqueleto constituido de una pared externa, formada a
partir de una capa de células epidermales que se encuentran debajo y se
encargan de secretar la cutícula. Esta característica ha sido una razón
fundamental para la construcción de la vida sobre la tierra, pues al ser tan
pequeños, la relación entre la superficie y su volumen es muy alta (Nishida
2009).
El
cuerpo se compone de tres regiones básicas. La cabeza está formada por un
número variable de segmentos fusionados y tiene dos ojos, dos antenas y un
complejo de piezas bucales. El tórax está formado por tres segmentos, protórax,
mesotórax y metatórax, y tiene seis patas articuladas, y cuatro, dos o ninguna
ala (Bowman 2004).La tercera región corresponde al abdomen que acomoda a la mayoría de las
vísceras, incluyendo a los órganos reproductores, una gran parte del tracto digestivo
y los órganos excretores (Nishida 2009).
En
lo que respecta a la anatomía interna de
los insectos, según Campbell & Reece(2007), presentan un corazón que
impulsa la hemolinfa a través de un sistema de circulación abierto; ganglios
cerebrales, que consisten en dos
cordones nerviosos que se reúnen en la cabeza, en donde se fusionan ganglios de
varios segmentos anteriores en un ganglio cerebral; tubos de Malpighi, por
donde los desechos metabolizados son
eliminados; tubos traqueales son tubos ramificados revestidos de quitina
que infiltran el cuerpo y transportan oxigeno directamente a las células.
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