Una gran cantidad de insectos son de extremo valor para el
hombre, y la sociedad no existiría sin ellos. Por su actividad polinizadora
hacen posible la producción de muchos cultivos agrícolas, incluyendo frutales,
tréboles, hortalizas, algodón, tabaco. Nos proveen de miel, cera de abeja,
seda, y otros productos de valor comercial; sirven como alimento de aves, peces
y otros animales benéficos; desempeñan un valorable servicio de eliminación de
carroña; controlan animales y plantas perjudiciales; han sido útiles en
medicina y en investigación científica (Borror et al 1989).
Por otra parte algunos los insectos pueden causar daños a la
vegetación y los cultivos, ya que ciertas especies comen los tejidos de las
plantas, otras insertan un tipo de trompa en los tejidos y chupan los jugos de
la planta y unas mas pasan tiempo alimentándose en algún lugar debajo de la
corteza del árbol durante su etapa de larva (Moreno 2005).
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